por Erick Muñoz[1]
En medio de todos los planes que hacemos para el próximo año, no debemos olvidar tomar en cuenta a Dios, porque de Él viene la inteligencia y el temor a Dios es el principio para ser sabio.
Si esto le parece cursi o le suena religioso, por favor lea la siguiente historia verdadera de un hecho ocurrido en 1892.
Un señor de unos 70 años viajaba en el tren, teniendo a su lado a un joven universitario que leía su libro de Ciencias. El caballero, a su vez, leía un libro de portada negra. Fue cuando el joven percibió que se trataba de la Biblia y que estaba abierta en el Evangelio de Marcos.